Lo peor es que siempre había congestión vehicular por el cementerio el Ángel, y era un martirio pasar tanto tiempo esperando a que avance el carro, o en algunas ocasiones venia otro vehículo y ponía peor la situación.
Ese día fue diferente mientras estábamos aburridas esperando, hablando o algunas durmiendo. Subió un personaje peculiar, no lo había visto antes, y comenzó diciendo que vendía unos ricos kekes, pero no cualquier keke, eran especialmente preparados por su amada esposa, hasta en la caja donde los ponía tenia su frase.
Muchos quedaban sorprendidos, y otros solo retenían el dulce olor de los kekes hechos en casa.
El olor me había consumido tanto, que comencé a buscar un nuevo sol para comprar y saber si sabían tan ricos como olían.
Ni bien me lo entregó, experimente muchos sabores, muy pocas veces uno encuentra algo bueno de comida en la calle.
Supe que había gastado bien mi dinero y cuando se bajo del carro solo pedí encontrarme con ese señor otro día y poder disfrutar del rico sabor de sus postres hechos por su amada esposa.
Y mi deseo se cumplió porque no fue la única vez que me lo encontré, fueron varias, hasta cuando termine el colegio, lo encontraba, pero vendía otros productos como gelatina o marcianos en la época de verano.
Cosas inesperadas pueden pasar o conocer personas con unas vidas muy simpáticas. Cada día la vida nos da sorpresas unas buenas y otras malas, en mi caso al principio era un problema estar en el trafico, pero luego cruzarme con el señor fue muy agradable.
Pasamos la mayor cantidad de tiempo en un transporte publico, pero así como a mi, pueden subir personas y cautivar con sus historias.
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